sábado, 18 de febrero de 2023

Prácticas espirituales y promesas para cada día de la semana. Sábado.


               En Abril de 1962 Nuestro Señor reveló a Isabel Kindelmann un sencillo "programa espiritual" donde cada día debía tener presente unas particulares tareas. Comenzaremos a desglosarlo hoy Sábado. Podrás leer que en repetidas ocasiones tanto Nuestro Señor como la Virgen María, se dirigen a Isabel Kindelmann como "Mi pequeña hija carmelita", en referencia a su pertenencia a la Orden del Carmen en calidad de Terciaria.




               Nuestro Señor Jesucristo: No te angusties, Mi querida hijita carmelita, pensando cómo haré valer Mi causa. Yo colaboro con las almas escogidas. ¡Conténtate con ser buena!. ¿Sabes, verdad, cómo es una auténtica carmelita?. Vive humildemente escondida y en unión Conmigo la vida contemplativa. ¡Trata de vivir así, refrena tu lengua, guárdate de decir palabras que están de más!... Mi amor hacía ti, Mi pequeña carmelita, no conoce límites. Sabes qué feliz estoy cuando aceptas los sacrificios que te ofrezco. (Lo dijo con gran ternura). ¡Persevera Conmigo! ¡Qué feliz me haces con ello!... ¡Desea para Mí muchas almas para que Yo pueda repartir Mis gracias!.

               ¿Sabes cómo te he estado esperando con el Corazón oprimido? ¡Ves, qué solo Me encuentro! Si tú no vinieras, Me encontraría enteramente huérfano. Tú también, hijita Mía, eres huérfana y conoces qué amargo es sentir la orfandad

               Luego seguía conversando, instruyéndome... N.S.J.Siempre te pido: no te angusties por no poder hacer sino cosas pequeñas. Vuelvo a decirte: ¡Permanece enteramente pequeña! ¿Sabes qué vamos a hacer? Tú Me darás las piedrecitas del mosaico que reúnes a lo largo del día, Yo las iré colocando según su color y su forma y cuando todo esté terminado, ¡cómo vas a maravillarte al ver la obra de arte que con ellas he creado! Pero, ves, en vano Soy artista si tú no Me las reúnes, no puedo realizar Yo la obra de arte.

               Te voy a dar ahora, hija Mía, la distribución de tus días. De esto comencé a hablarte una vez, lo recordarás, pero quería incluir más cosas en tu programa, por eso lo he diferido hasta hoy. Ven, si tienes tiempo, y si tienes mucho, dímelo, el querer es tuyo. Respeto mucho tu voluntad. Me halaga si Me la entregas espontáneamente...

               Sábado, Día de Nuestra Madre. En este día, venérala a Ella de un modo especial, con particular delicadeza. Ella, bien lo sabes, es la Madre de las Gracias, desea que la veneren en la Tierra como la veneran en el Cielo la multitud de Ángeles y de Santos. Pide, para los Sacerdotes que estén agonizando, la gracia de la buena muerte. Ofrece a esta intención cada instante del día. Sabes, ¡qué gran premio recibirás por eso!. En el Cielo las almas sacerdotales intercederán por ti y la Santísima Virgen también esperará tu alma en la hora de tu muerte. La vigilia nocturna ofrécela a este fin.




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