martes, 26 de marzo de 2024

TE HAGO PARTICIPAR DE MIS SUFRIMIENTOS



               Hubiera querido pasar toda la velada de plena noche en la capilla. Pero no hubo modo de hacerlo. El Señor Jesús vio que estaba afligida a causa de ello y dijo: 

               "¡Ven! Para cuando llegues a casa, Yo ya estaré esperando en nuestro pequeño cuarto". 

               Me sorprendió esta amable, inesperada y atenta bondad. No me atreví ni siquiera a pensar en ello. En el camino a casa estaba sumida en Su continua adoración y cuando entré en mi pequeño cuarto Le saludé con un "¡Alabado sea Jesucristo!". Él con una sensación ligerísima hizo percibir Su Presencia. Ésta duró sólo unos pocos minutos. Luego enseguida me inundó con pesada congoja y con un dolor cargado de preocupación. La hizo en tal medida que tuve que agarrarme a algo para no desplomarme. 

               Entonces el Señor Jesús con dolor: 

               "Te hago participar de Mis sufrimientos de Alma y Cuerpo tal como Yo los sufrí como hombre. No hice uso de la fuerza de Mi Divinidad, sólo como hombre viví el horror de la noche de Getsemaní. Yo te honro con los dolores extraordinarios de Mi Alma y de Mi cuerpo. Este sufrimiento significa en verdad para ti el participar más hondamente en Mi Obra salvadora".

               Y mientras decía esto, estaba junto a mí. Se quejó todavía largamente y a raíz de Sus Palabras iba en aumento el dolor de mi alma. 

               Entre tanto se hizo medianoche pero yo sólo puedo velar a esta hora si antes he descansado. A partir de medianoche tuve que recuperar todas mis fuerzas para participar de rodillas de los sufrimientos del Señor. Apenas logré perseverar un cuarto de hora en esta posición porque el gran dolor espiritual que me invadió agotó tanto mis fuerzas que después de poco tiempo sólo acurrucada sobre mi pequeño banquillo de oración pude meditar sobre los sufrimientos del Señor. El sufrimiento que Él traspasó en mí, me debilitó totalmente. Antes de las dos me acosté. No vino el sueño a mis ojos, sólo pude pensar en los sufrimientos del Señor. 

               El Señor Jesús de mañana me pidió: "¡No te eches atrás! ¡Hoy, todo el día, sufre Conmigo!"


Diario Espiritual de Isabel Kindelmann, Terciaria Carmelita, 
Jueves y Viernes Santo, 26-27 de Marzo de 1964




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